Qué hacemos Casos de éxito
Annette, un alma resistente, surgió de la tierra bañada por el sol de México. Sus padres, como navegantes cósmicos, la guiaron hacia Estados Unidos durante sus años de instituto. Pero la barrera del idioma se cernía sobre ella. El inglés se convirtió en su segundo latido, su ritmo urgente e insistente.
El instituto se desvaneció en su memoria, dejando tras de sí un rastro de determinación. Annette entretejía sus días con trabajos esporádicos, pero la enfermería le susurraba al oído: una musa persistente. Se aferró a ese sueño, negándose a soltar sus frágiles alas. Y cuando la maternidad le llegó a los 17 años, el sueño creció: una constelación de responsabilidades.
La Southwest University le concedió un certificado de asistente médico, un trampolín. Pero la enfermería la llamaba y los pasillos de la UTEP le dieron la bienvenida. Las cargas financieras pesaban mucho: la matrícula y el cuidado de los niños. Cupones de alimentos, ayudas para el pago de los servicios públicos, ayudas para el alquiler y préstamos estudiantiles: hilos entretejidos en su tapiz de supervivencia.
En el séptimo semestre se le abrió una puerta: un puesto de técnico de enfermería en el UMC. El salario fluía, pero más valiosa era la moneda de la experiencia. Annette atendía a los pacientes y sus historias se grababan en su corazón. Aprendió de la forma en que sólo los cuidados prácticos pueden enseñar.
15 de agosto de 2023: el final del programa de RN. Annette se puso la gorra, la borla rozando los sueños realizados. Se avecinaba el examen de la Junta de Enfermería de Texas, una prueba alquímica de conocimientos y resistencia. Y mientras se paseaba por el umbral, las paredes del UMC susurraban: "Pronto, Annette, pronto".
Técnica de enfermería de día, soñadora de noche: a caballo entre dos mundos. Le esperaba el NCLEX, el oráculo de la obtención de la licencia. Una vez aprobado, Annette se adentraría en su destino: enfermera diplomada, con una envergadura suficiente para abrazar las estrellas.
Y así, querida Annette, que tu viaje continúe: una sinfonía de compasión, una danza de curación. Tus hijos te observan, sus ojos reflejan tu valentía. Por encima de un salario digno, ganarás algo más: un legado grabado en el cuidado, cosido en el tejido de las vidas tocadas.
Que tu estetoscopio resuene con esperanza, que tus pasos tracen círculos curativos. Y que el universo aplauda: una ovación para Annette, la enfermera que desafió a la gravedad.
Annette Silva es una verdadera guerrera y un testimonio de que cuando realmente quieres algo, vas a tener las GANAS de terminar lo que empezaste. Annette es una auténtica heroína como profesional y como ser humano.
- Mimi DuranEl Proyecto ARRIBA ha sido una bendición y les estaré eternamente agradecida por todo lo que han hecho por mí.