Qué hacemos Casos de éxito

David, un alma resistente, surgió de las calles bañadas por el sol de El Paso. Nacido y criado, llevaba el latido del corazón de la ciudad: el ritmo de la determinación y los sueños. Segundo de cuatro hermanos, tejió su historia entre risas familiares y secretos compartidos.

Horas a tiempo parcial en Walmart, cada turno un peldaño. La caja registradora zumbaba, contando no sólo las ventas, sino las aspiraciones. 16,59 dólares la hora, una moneda que susurraba posibilidades. La mirada de David se desvió más allá de los pasillos, hacia un futuro adornado con batas y estetoscopios.

Socorro High School-un capítulo grabado en anuarios y amistades. El año 2011 marcó una encrucijada. La universidad le atraía, pero las exigencias de la vida tiraban de sus mangas. Trabajo a tiempo completo: una necesidad. Las clases a tiempo parcial, un compromiso. Sin embargo, la llama de la ambición parpadeaba, negándose a extinguirse.

Y entonces, el punto de inflexión: un programa de RN en EPCC. David se adentró en el laberinto del conocimiento médico, con sus libros de texto cargados de promesas. La escuela de enfermería era una sinfonía de sesiones de estudio nocturnas, rotaciones clínicas y latidos del corazón que resonaban a través de los estetoscopios. Hizo malabarismos con el trabajo, los exámenes y el tranquilo orgullo de saber que estaba trazando su destino.

Otoño de 2023: el aire fresco de la expectación. David se puso la gorra, la borla rozando los sueños hechos realidad. El NCLEX, la puerta de acceso a la licencia, le esperaba. Y mientras se paseaba por el umbral, el Centro Médico Las Palmas estaba preparado. El Departamento de Servicios para la Mujer, un lienzo para la compasión, un escenario para la curación.

61.880 dólares al año, más que números. Era el eco de la resistencia, el aplauso de cada nota nocturna garabateada en los libros de texto. Los pasos de David resonaban por los pasillos del hospital, cada uno susurrando: "Lo has conseguido".

Pero su historia no acaba aquí. El máster, una constelación en su horizonte. David, el enfermero diplomado, seguirá cosiendo esperanzas en las heridas, escuchando los murmullos del corazón y acunando los llantos de los recién nacidos. Su legado es un testamento del trabajo duro, la dedicación y la convicción inquebrantable de que los sueños se cosen con perseverancia.

Que su viaje continúe: un faro para otros que buscan su propio amanecer.

En el momento en que conocí a David supe que tenía todos sus objetivos educativos planeados para terminar la escuela de enfermería. Gracias por permitirme ayudarte a lo largo de este viaje. Ha sido un gran privilegio conocerte y pensar en todo lo que has conseguido. Enhorabuena por tu merecido éxito.