Qué hacemos Casos de éxito

Leslie Rodarte, nativa de El Paso, TX, creció junto a sus tres hermanos mayores. Antes del encuentro fortuito con el Proyecto ARRIBA, Leslie completó diligentemente sus cursos de enfermería en la UTEP y en el EPCC. Sus padres, inquebrantables en su apoyo, fueron sus pilares de aliento. La brújula de su ambición apuntaba decididamente hacia la aceptación en la Escuela de Enfermería Gayle Greve Hunt de la TTUHSCEP, una puerta de entrada a su sueño de convertirse en enfermera.

Pero la vida, siempre impredecible, asestó a Leslie un duro golpe. El COVID-19 arrasó su mundo, dejando tras de sí un rastro de pérdidas. Su padre, su abuela y su abuelo murieron el mismo año. El dolor transformó su existencia. La fuerza y la perseverancia se convirtieron en su armadura, pero las dudas se apoderaron de ella. ¿Podría seguir persiguiendo su sueño de ser enfermera? Las prioridades cambiaron: el bienestar de su madre era ahora primordial. La supervivencia exigía un trabajo, estabilidad y un techo.

Y así, con la determinación grabada en los huesos, Leslie entró en su primera semana de orientación en la escuela de enfermería. En medio de la incertidumbre, surgió un salvavidas: Proyecto ARRIBA. El nombre evocaba esperanza: un puente entre las dificultades y las posibilidades. No perdió el tiempo y se puso en contacto con la gestora de casos Priscilla Estrada. Comenzó el proceso de solicitud, un arco de expectación.

Sin embargo, la familia seguía siendo su brújula. Las dudas persistían. Leslie redactó un correo electrónico y dudó. El miedo susurraba: "Este sueño es demasiado vasto". Pero el destino intervino: una llamada de Priscilla. Los ánimos fluyeron a través de la línea, infundiendo valor en el corazón de Leslie. Decidió dar el salto y confiar en la red de seguridad del Proyecto ARRIBA.

Y así, con ayuda económica, Leslie comenzó su andadura como enfermera. Matrícula, uniformes, suministros: los hilos que cosieron sus aspiraciones para hacerlas realidad. Los pasillos de la escuela de enfermería la abrazaron y aprendió, como sólo pueden aprender quienes se han enfrentado a una pérdida, a escuchar, a curar y a sostener los frágiles hilos de la vida.

En diciembre de 2023, Leslie se puso la gorra, un testimonio de resistencia. Le esperaba el NCLEX, un umbral que cruzar. Ahora, en el Centro Médico Las Palmas, atiende vidas, sus manos acunan la esperanza. Su legado: una constelación de coraje, cosida con gratitud.

Que sus pasos resuenen en los pasillos de los hospitales como una melodía de compasión. Y que su historia inspire a otros a perseguir sus propios amaneceres.

Desde que cruzó las puertas del Proyecto ARRIBA, su determinación para salir adelante brilló con luz propia. ¿Su mayor fuerza? No darse por vencida. Su camino no ha sido fácil, pero ha demostrado su fuerza una y otra vez. Me siento muy honrada de formar parte de su viaje.